miércoles, 1 de marzo de 2017

La marabú.

Tiene veinte años y el poder de curar a la gente. Ha recibido ese don porque puede hablar con los espíritus. Con nueve diferentes. Ella les llama demonios. Atiende a personas enfermas en su casa, que le cuentan sus dolencias. Después les hace esperar afuera y los espíritus se comunican con ella para decirle qué tratamiento es el adecuado. Lo hacen a través del teléfono. Le envían un SMS. Tiene que ser una marabú muy importante porque no debe de haber mucha gente que tenga el número de móvil del diablo.

Hace tres meses, el diablo le pidió que dejase a su marido para irse con un chico de catorce años, pero ella se negó. Entonces le ordenó que bebiera un líquido que era ácido. Desde aquello, vomita todo lo que come y ha perdido mucho peso, se encuentra muy mal y con dolores en el abdomen. Es probable que fuese ácido de batería de coche, porque es frecuente atender tentaciones de suicidio por haberlo ingerido con esa intención.

Hace unos días, los dolores se hicieron más fuertes y el diablo le mandó acudir al hospital. Al atenderla en Urgencias, la ingresaron en la unidad de ginecología. Tenía un aborto. Es posible que se lo hubiese provocado ella misma. Le hicieron un legrado y la dejaron ingresada por una perforación de útero y porque presentaba fiebre por paludismo.

Las otras mujeres ingresadas en la misma habitación de seis camas estaban incómodas, asustadas. Un temor que fue creciendo con el paso de los días, hasta hacerse sentir en el ambiente, cuando los médicos pasaban visita. El pánico llevó a las demás mujeres ingresadas a pedirles que le diesen el alta. Era una marabú –una bruja–. Creían que estaba poseída por el demonio y que las iba a embrujar a todas.

Una mañana se tiró al suelo y comenzó a gritar, retorciéndose y agitándose, como si convulsionase. Los chillidos se escucharon desde el edificio de al lado, donde está el quirófano. No era una crisis epiléptica. Tampoco una posesión demoníaca. En psiquiatría se ven con frecuencia estos cuadros. Se les llama crisis de histeria.

Esa misma tarde la marabú se marchó. Les dijo a las enfermeras que el diablo se lo había ordenado.

Desde Bebedjiá, Chad, el 1 de marzo de 2017.







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